Isabel, la protagonista de la notable novela debut de Yael van der Wouden, 2️⃣ tiene un hábito doloroso y vergonzoso: se pellizca y retuerce la piel de la parte posterior de su mano en 2️⃣ momentos de tensión o angustia, dejándola roja y cruda. Este gesto repetido resume su situación como una figura llena de 2️⃣ rencores y deseos que mantiene, rígida y violentamente, a raya. Isabel vive en la casa donde creció y donde murió 2️⃣ su madre, en un pequeño pueblo holandés 15 años después del final de la segunda guerra mundial, obsesionada con limpiar 2️⃣ y pulir la vajilla y otros objetos que su madre amaba, mientras domina tiránicamente a la joven local sumisa que 2️⃣ es su doncella. Cuando su hermano descarado y mujeriego -que ha sido prometido con la casa como herencia, lo que 2️⃣ hace que la residencia de Isabel allí sea insegura y temporal- se va del país durante varias semanas, trae a 2️⃣ su nueva novia, la viva y llamativa Eva, a vivir con Isabel, amenazando con aflojar o cortar las estrechas bobinas 2️⃣ en las que ha enrollado su existencia.
Con gran valentía, Van 2️⃣ der Wouden teje el reconocimiento histórico (o su evitación) con el despertar individual y sexual en su tensa drama familiar. 2️⃣ Las apuestas del drama familiar de Van der Wouden suben lentamente a medida que queda claro que las luchas de 2️⃣ Isabel para enfrentar o dejar atrás la muerte de su madre, y encontrar una manera de ser en el presente, 2️⃣ son un espejo y un síntoma de un fracaso más amplio en los Países Bajos de la posguerra para enfrentar 2️⃣ y expiar el destino de los judíos holandeses, ofrecidos a los nazis con poca resistencia, los huecos y las casas 2️⃣ que dejaron atrás ocupadas y rara vez cedidas a los pocos que regresaron. El ensayo anterior sobresaliente de Van der 2️⃣ Wouden, Sobre (no) leer a Ana Frank, exploró las maneras en que esa figura totémica y sentimentalizada amenazó con dejar 2️⃣ poco espacio para sus propias exploraciones de su identidad holandesa-judía; aquí explora no las deportaciones y los asesinatos masivos, sino 2️⃣ los olvidos y autojustificaciones más tranquilos que llegaron en su aftermath. "Si les importara, habrían regresado por ello", dice un 2️⃣ personaje de una familia judía desposeída de su hogar. "No. Se han ido. Se han ido o no les importa. 2️⃣ Tantos se han ido". Bajo tales platitudes yace la culpa enterrada.
A pesar de su despiece sin concesiones de las mentiras que 2️⃣ las personas, las familias y las naciones se cuentan a sí mismas, The Safe keep tiene un final sorprendentemente optimista, 2️⃣ sugiriendo finalmente una confianza en que los futuros más esperanzadores pueden surgir de los lazos que las personas forman entre 2️⃣ sí. Me di cuenta al terminarlo de que mi deseo de algo más era en parte un deseo vano de 2️⃣ justicia poética que el novel